Publicado en El Huffington Post (20/02/2019). Por María Ibáñez y Jesús Jiménez
Lee la primera parte del libro de Jesús Jiménez y María Ibáñez
El viento que llegaba desde la Antártida era muy frío y a pesar de ello nadie se iba de la pedregosa costa. En la gran bahía de Hermanus, en la costa sur de Sudáfrica, contemplábamos cómo se aproximaban las ballenas francas, con sus cerca de 30 toneladas de peso.
Era un especial encuentro al borde de los acantilados, en el que humanos y cetáceos se observaban mutuamente con curiosidad. En el lado de los humanos se respiraba un ambiente de hermandad sin palabras, una intensa alegría, como si al observar a los colosos del mar que nos miraban surgiera la conciencia de pertenecer a una misma especie, la humana. Y a su vez vinculados con aquella otra extraordinaria especie que se acercaba surcando el agua hacia la costa... Leer artículo.