Según los expertos en psicología María Ibáñez y Jesús Jiménez, huir de nuestros miedos no resuelve nada, pues la solución siempre está en afrontarlos, y nos dan unas pautas de cómo hacerlo.
El miedo es una emoción que lleva a creer que va a suceder algo negativo o a sentir angustia ante un peligro, sea real o imaginario. Este último matiz es importante, pues aunque el peligro sea imaginario, el miedo puede ser muy real para esa persona. (…) trastornos psicológicos habituales tienen como origen el miedo a una situación real o posible.
Otra de las características del miedo es que se responde a él de forma automática, es decir, no se activa la respuesta al miedo de forma voluntaria o consciente.
Además, con él se puede producir otra respuesta fisiológica en la que aumenta la presión cardiaca, la sudoración mientras desciende la temperatura corporal, se dilatan las pupilas y aumenta el tono muscular llegando al agarrotamiento.
El miedo a la enfermedad, a la muerte y al propio sufrimiento son los temores más comunes que atenazan nuestras vidas, pero también el miedo a la soledad, al futuro, a ser rechazados o menospreciados, a ser excluidos socialmente o a fracasar, son emociones negativas que provocan una gran inseguridad y pueden acabar dominando y definiendo nuestra vida. El miedo (…) es, por tanto, tal como explican los expertos en psicología María Ibáñez Goicoechea y Jesús Jiménez Cascallana, «la raíz del sufrimiento». Por eso inciden en la necesidad de conocer de dónde nace y cómo se manifiesta para aprender a resolverlo. Para ello aportan estas tres claves o pautas básicas:
1. Busca tu miedo, no huyas de él
Y tampoco lo niegues. Ibáñez y Jiménez explican que es importante reconocer que se tiene miedo y tener curiosidad por explorarlo. «Nunca se puede resolver algo si escapamos de ello», insisten.
2. Préstale atención y explóralo
Hay que investigar a qué tenemos miedo y por qué, de modo que estudiemos en qué circunstancias se activa ese miedo y cómo se manifiesta (si son imágenes en nuestra mente, palabras, situaciones pasadas o futuras…), pero también será relevante analizar cómo afecta a nuestro cuerpo y a nuestra mente. «Recuerda que no puedes superar el miedo que permanece oculto en tu subconsciente», apuntan.
3. Piérdele el miedo al miedo
No resolverás tus problemas si no puedes entenderlos. «Debes acercarte a ellos y explorar las sensaciones corporales que te provocan, hasta que tu mente no las rechace, y después entender las causas de las que nacen», aconsejan. Ahí es, según apuntan, donde empieza el fin de tus miedos.
Huir del miedo convenciéndose de que no existe, fantasear o distraer la atención no resuelve nada. «Si uno no va a las causas que agitan el pensamiento, no ataja el problema, solo lo alivia momentáneamente», explica el psicólogo Jesús Jiménez. Pero tampoco sirve la autocrítica, ni culparse (a uno mismo o a otros), ni enfadarse, ni exigirse, porque -como añade la psicoterapeuta María Ibáñez– «cuando uno hace algo desde el miedo, está potenciándolo, alimentándolo».
Según estos expertos, fundadores del Centro de Psicología e Introspección, la solución siempre está en afrontar (…) Afrontándolos internamente es como se solucionan los miedos y como podremos disfrutar plenamente de todas las facetas de nuestra vida.